De rígido y estricto fue catalogado el proceso de implementación de la facturación electrónica en Latinoamérica por expertos europeos. Sin embargo, han tenido que aceptar, que somos la región que más ha avanzado, junto con Estados Unidos y los países nórdicos –Noruega, Suecia, Finlandia-, en el objetivo de lograr hacerla de uso universal en nuestros países.
A nivel mundial, América Latina es reconocida como una de las regiones en las que la facturación electrónica está más consolidada. Esto radica en que el modelo tributario latinoamericano se ha basado en la desconfianza en el contribuyente por la cultura de evasión, por lo que siempre se han establecido mecanismos de control, antes como procesos manuales con las facturas en papel, y ahora con la facturación electrónica.
Fue Chile el país que hace 10 años inició un modelo “rígido y estricto” –basado en el español, que se empezó a implementar en 1998- que es como los europeos catalogan los modelos latinos de facturación electrónica, seguido posteriormente por México y Brasil. Luego se sumaron Argentina, Costa Rica, Guatemala, Colombia, Uruguay, Ecuador y Perú, percibiéndose una revolución en Latinoamérica donde el uso de la factura electrónica está creciendo exponencialmente. Desde nuestra perspectiva, podríamos decir que los modelos de facturación electrónica europeos son relativamente simples, muy abiertos y atrasados.
La facturación electrónica ya es obligatoria en algunos países latinoamericanos, y mientras la Unión Europea esboza requerimientos funcionales, más centrados en la autenticidad e integridad, si una empresa opta por adherirse al sistema electrónico, países como México y Perú exigen a las empresas documentación electrónica aprobada por el gobierno bajo ciertos parámetros específicos.
En Latinoamérica se exige un proceso completamente integrado y en tiempo real, como por ejemplo en Brasil, donde no se trata solamente de enviar al cliente un PDF con la firma digital a través de un portal sino que son procesos integrados con el gobierno –ente recaudador- que pueden tomar unos 20 a 30 segundos para ser aprobados.
La aprobación de las facturas electrónicas está vinculada a procesos logísticos en algunos países de América Latina, lo que significa que las empresas no podrán despachar sus productos hasta recibir la aprobación del ente recaudador con respecto a cada factura.
En Brasil se utiliza la Nota Fiscal Electrónica 2.0 y en México el CFD v3.2, formularios que claramente delinean el esquema XML, los puntos de integración, el proceso y los procedimientos de archivamiento e impresión, mientras la mayoría de las regulaciones de la Unión Europea especifican qué valida una factura electrónica, pero no obligan a utilizar un formato específico como sí sucede en México y Brasil.